Texto originalmente publicado en Corriendo la voz el 2 de diciembre de 2017 Cuando yo era adolescente no existía la literatura infanto-juvenil. Hoy vas a una librería y ves un montón de chicos y chicas de 13 o 14 años revisando libros. Vendrán, quizás, los pruritos de la literatura a criticar la calidad de dicha literatura. A lo mejor, tengan razón. Pero esa cantidad de pibes detrás de un libro es un motor que, auguro, llevará a un desarrollo muy positivo de la literatura, con más lectores y nuevos escritores. Insisto, en mi adolescencia eso no pasaba. Corrían los dorados noventa -antes de la masificación del género young-adult con Harry Potter – y si te gustaba leer, te la tenías que rebuscar entre libros para niños y niñas como Elije tu propia aventura , o arriesgarte a crecer entre hombres de barbas y mujeres adultas que leían cosas serias. Ese riesgo fue el que yo tomé. Mi literatura infanto juvenil fue Cortázar , Borges , Phillip Dick , Asimov , García Márquez y