Mientras miraba la serie El amor después del amor en mi cabeza había un contrapunto con escenas de la serie Maradona: sueño bendito. Algunas escenas se distorsionaban, se mezclaban, como si las señales de Netflix y Prime Video hicieran un crossover. Me recordaba a mí mismo que eran series distintas, personajes diferentes, con historias singulares, a quienes yo conocía de antemano. Y ese último punto, el de conocerlos de antemano, es el que me lleva hacia estas líneas. Maradona y Fito Páez son personajes que, para los nacidos en los ochenta, son re contra mil conocidos. Quién más quién menos, los hemos visto en la televisión jugando al fútbol, tocando el piano o lo que sea. Pero, también, en entrevistas. Y ahí fuimos descubriendo características de ellos, de su vida personal, anécdotas. Y algo de eso nos atraía, de saber la intimidad de personas extraordinarias. Descubrir que sus vidas tenían momentos ordinarios era una forma de acercarnos, compartir algo, aunque sea mínimo, con un tip