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Mostrando entradas de 2019

Che, regalen libros

Estos días tuve la suerte de que me regalaran libros. De esos que te sorprenden, que si los viera en una librería, leería al menos la contratapa y figurarían entre mis pendientes. Así que al tenerlos en mi mano, me emocioné. Una emoción que no tenía que ver sólo con el afecto hacia quien hizo el regalo, ni con la llegada de un objeto deseado. El fin de estas líneas es explorar las raíces de estas sensaciones. Regalar un libro no es cualquier cosa. Se basa en una acción múltiple. Por un lado implica una apuesta de que a la persona a la cual le vas a obsequiar el libro la conocés tanto como para elegirle algo que le puede interesar. Y ese algo son palabras dispersas, significantes inútiles que lo tocarán, le llegarán. De alguna forma le estás diciendo al otro, yo sé de vos, te entiendo. Pero es un conocimiento al menos parcial, o (disculpen el abuso de términos psicoanalíticos)  un conocimiento que implica a la falta. Pues con un libro regalado te estoy diciendo yo sé de vos, pero ha

Sergio Denis y cómo escaparle al misticismo

Hay cierta información que me pasa de largo. Me nefrega. Por ejemplo el chusmerío de la tele. Las noticias del corazón que le dicen. De hecho, no tengo idea cómo alguien se entera si una bailarina se peleó con no sé quién en el programa de Tinelli. Supongo que mirando su programa. En fin… (Aclaro que para mí Tinelli sigue siendo el cabezón hincha de San Lorenzo que le entra un alfajor entero en la boca). Pero cada tanto algo de eso que pasa de largo, se apodera de mis sentidos. Creo que eso sucedió con Sergio Denis. Mis conjeturas me pusieron al borde del insomnio. Hasta que mi ya tradicional mecanismo de defensa de intelectualización se impuso, y mis párpados cedieron. Al parecer hace unos años Denis estuvo sin signos vitales por 17 minutos. Hasta que lo re animaron. A partir de ese hecho, el tipo recorrió los medios contando su experiencia. Una especie de Víctor Sueiro. Ni el primero ni el último, claramente. Pero más allá de eso, lo llamativo vino apres coup. Pero hace ya unos m

La claudicación de un padre

Mirá que la pelié. Llegué primero y ocupé las mejores posiciones. Cubrí todos los flancos con las armas indicadas para ese momento iniciático: Nirvana for baby, Stones for baby, Ramones for baby, Led Zeppelin for baby y un montón de mis bandas preferidas for baby. A los tres años Sofi ya identificaba con los primeros acordes Eti Leda, Ana no duerme y Bajan. Para esa altura coreábmos canciones de Los Heavysaurios mientras simulábamos una especie de pogo al grito de Quiero leche. La victoria estaba ahí, se la saboreaba. Sin embargo hoy reconozco que subestimé a mi eenemigo. Este sábado a la mañana, mientras el desayuno se estiraba en la cama, Sofía pidió ver algo en Netflix. Propuse distintas opciones pero ella sólo quería una cosa: Soy Luna. Así que no sin cierta reticencia acepté la propuesta. Creo que mi mandíbula cayó al suelo cuando la vi bailar una insípida coreografía, junto a otros insípidos adolescentes con peinados prolijamente desprolijos que incitaban desde la pantalla ca